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Francisco de Asís, Patrono y Protector de ANDECO
San Francisco de Asís es el patrono de la ecología. En ANDECO lo hemos nombrado nuestro Patrono y Protector. Él nos ha inspirado esta andadura que impulsamos en el año 1999, para trabajar por la restauración de la Naturaleza, para proteger y amar la creación. Francisco ama la creación porque ama al Creador. Esto está vinculado. Francisco comprendió que los animales, las plantas, la tierra, el sol y el cielo, revelan en su esencia el Amor, la Bondad y la Belleza del Creador.

Francisco es patrono de ANDECO porque nos inspira mucho su extraordinario ejemplo de hermandad con la naturaleza, por haber logrado un equilibrio entre la ecología interior y la ecología exterior; equilibrio entre su armonía interior y el amor hacia la creación. Él sentía en su interior una profunda compasión que proyectaba hacia el ser humano y todas las criaturas. Francisco era capaz de experimentar el corazón de las cosas, comprendiendo su esencia y apreciando de un modo natural, los lazos que nos interconectan unos con otros y que nos vinculan al corazón del Padre Celestial.

Francisco de Asís vibraba ante el valor original de las personas y de toda la creación. Él comprendía desde el corazón el lenguaje invisible de la creación. Francisco veía belleza allá donde los demás no podían verla, y en esa belleza descubre el amor y la enorme bondad del Creador, por lo que amaba profundamente la belleza de la naturaleza.

Nuestra cultura moderna carece de experiencias profundas. El ser humano ha vivido acumulando conocimiento pero sin sabiduría; enterrando el corazón, la intuición, la sensibilidad y la ternura. Hemos vivido sin el cuidado y la compasión de los unos hacia los otros, y sin proteger nuestra tierra para el beneficio de todos, presentes y futuras generaciones. Esta falta de conciencia espiritual está causando la crisis mundial y todos los problemas ambientales. Existe un gran vacío existencial en nuestra cultura moderna, causado por un vivir al margen de los principios y valores espirituales, por una ausencia de sueños e ideales, por un serio desconocimiento sobre el funcionamiento de las leyes de la creación.

Los principios del universo no son relativos: están impresos en nuestra conciencia, que nos va guiando a lo largo de nuestra vida para vivir en coherencia con el propósito para el que hemos sido creados. Desarrollar nuestro corazón y nuestro carácter en armonía con las leyes del universo, es la base de la paz.

Francisco de Asís nos muestra el camino para actuar desde el corazón. El creció en el seno de una familia rica, viviendo una vida cómoda; pero un día escuchó la voz de su corazón y realizó un profundo cambio interior. Desarrolló una gran capacidad de sentir y de vibrar ante el valor de las personas y de las cosas, desde la perspectiva del corazón, por encima de razonamientos lógicos. El conocimiento a través del corazón le condujo hacia una plena comunión con la creación y con el Creador.

El camino más corto para proteger la naturaleza es desarrollar un corazón que la ame. Hemos de tomar conciencia de que la naturaleza es nuestra mejor maestra, pensar en la naturaleza como un museo cósmico enseñando amor.

Encontramos en Francisco una visión de Fraternidad Universal, la cual está profundamente vinculada al Amor a la Creación, que le inspiró el precioso Cántico de las criaturas, donde considera a todos los animales sus hermanos, al igual que a las plantas y las estrellas. Es a través de un hermanamiento universal como podremos transformar nuestro corazón, aprendiendo de Francisco que trataba a todas las cosas con sumo respeto y veneración.

El corazón de Francisco da gracias al Creador por cada una de las criaturas, considerándolas a todas hermanos y hermanas, su vida fue una reconciliación universal: hermano sol, hermana luna y estrellas, hermano lobo, hermana tierra, hermana agua, hermano viento, hermano fuego y la hermana nuestra madre tierra. Esta visión de fraternidad con el universo ha transformado e inspirado la relación del hombre con la naturaleza. En Francisco encontramos un equilibrio entre el trato con la naturaleza y el trato que se le debe al ser humano.

Francisco comprende el lenguaje de las flores y el lenguaje de las personas; capta su esencia y sabe traducirla con palabras, sabe escuchar los latidos misteriosos de la creación. Sus poemas y cantos son una preciosa muestra de esa sensibilidad tan fina y delicada, tan tierna, de tanta imaginación creadora.

Francisco se sintió el más humilde de los siervos, y esto le permitió vislumbrar la grandeza del Creador. Él siempre ocupó el último lugar. Su humildad fue la clave para abrir por completo su corazón hacia la comprensión del misterioso lenguaje con que Dios nos habla a través de la creación, descubriendo Su sabiduría, bondad y belleza. Francisco percibe la silenciosa melodía que Dios canta en la creación, e interpreta el silencioso canto que toda la creación le tributa al Creador. Nos enseña a comprender la naturaleza como el lenguaje de Dios para comunicarse con nosotros. En la naturaleza podemos descubrirle y abrirnos a comprender sus leyes y principios.

La visión de Francisco por la Ecología y la Paz no se resume en un conjunto de buenas ideas para proteger la naturaleza, no es un compromiso externo que implique el aprendizaje de un código de buenas prácticas; su visión va mucho más allá, es más profunda, implica un cambio sustancial del corazón. Francisco nos expresa una visión tierna de la creación, una valoración exquisita de la belleza y armonía que hay en el corazón del Creador.

Francisco sabía que podemos conocer al artista a través de sus obras y que estas reflejan la esencia de su corazón. Él sabía que la paz se construye desde un corazón armonioso y conectado con el Creador, pues de ahí nace el amor hacia las personas y hacia la naturaleza.

La construcción de una paz sólida está vinculada al respeto de la creación, por ello desde ANDECO trabajamos con la visión de proteger la naturaleza, uniendo comunidades y culturas; para preservar la herencia natural de la tierra y el patrimonio de nuestros antepasados, sirviendo de instrumento para contribuir al entendimiento y a la paz entre los diversos pueblos del planeta.

Francisco de Asís es pionero en occidente por su amor tan colmado de ternura, dulzura y suavidad hacía la creación y es sin duda un extraordinario modelo para todos aquellos que amamos la naturaleza y deseamos concienciar y compartir con el mundo esa sensibilidad, amor y compasión por todos los seres creados.

La ternura es como el néctar del amor. La ternura se expresa cuando salimos de nosotros mismos y conectamos con el mundo interior del otro, captando su esencia, bondad, autenticidad y belleza; cuando participamos de su existencia y la apreciamos, abriendo nuestro corazón. A través de la ternura podemos desarrollar un amor sostenible en el tiempo, un amor incondicional y sincero, un amor puro y compasivo. Cuando el corazón se enternece, se experimenta la unidad con el otro. La ternura es la condición para un verdadero encuentro.

La naturaleza nos manifiesta una ternura infinita, viviendo en constante diálogo con el medio. Este intercambio nos enseña el valor de la comunicación y del amor, de la armonía y de la paz. Francisco de Asís mantuvo un alto estándar como creador de paz, era un hombre de paz. Es para nosotros un guía luminoso, su forma de entablar relaciones con toda la creación nos inspira a la reconciliación.

Las relaciones humanas y la paz entre los hombres forman parte de la misión de Francisco. La paz que nos enseña está basada en el respeto de los derechos de todos y de cada uno, para lo cual el restablecía convenios de paz, restaurando los errores pasados.

Desde ANDECO buscamos una nueva alianza con la creación. La paz y la sostenibilidad deben estar vinculadas al respeto de la creación y en conexión con el Creador. Hemos de proteger la naturaleza desarrollando un corazón que la ame. Cuando Dios nos creó nos dio tres grandes bendiciones: “Creced, multiplicaos y dominad la tierra”. Esto está impreso en nuestra conciencia, que nos va guiando a lo largo de nuestra vida para vivir en coherencia con el propósito para el que hemos sido creados. Francisco de Asís nos enseña con su ejemplo que si estamos en paz con Dios, que es nuestro Padre y Creador, podremos dedicarnos a construir la paz con toda la creación y la paz entre todos los pueblos.

Hemos comprendido erróneamente el mandato de “dominad la tierra”, pues no significa explotarla y destruirla de acuerdo a nuestros intereses personales. Significa conectar con la naturaleza desde el corazón, hermanándonos con ella. La visión de Francisco es antropológica y ecológica, es una visión de gratitud al Creador desde un corazón puro, apreciando que todo es bueno y bello. Dios ha creado un mundo colmado de belleza, amor y bondad; un mundo desde su origen sostenible, por ello es responsabilidad del ser humano amarlo y conservarlo. La falta de conciencia espiritual es lo que está causando la crisis mundial y todos los problemas medioambientales.

Francisco nos inspira a desarrollar un corazón de gratitud junto a un respeto autentico por preservar la integridad de la creación. Él nos inspira a amar y mantener vivo el sentimiento de fraternidad universal por todas las criaturas, y a desarrollar un corazón abierto, puro y sensible como el de un niño. Su visión mística de la naturaleza se aproxima mucho a la sabiduría de los niños; su lenguaje, que es el del amor y del corazón, llega a lo más profundo del ser humano. Su mensaje es universal y es actual, es para todos, la paz y la sostenibilidad se construyen en unidad y en armonía con el Creador y su creación.

Marian Barnes
Fundadora de ANDECO